miércoles, 8 de abril de 2015

¿Qué es el Sur?

¿Qué es el Sur?

¿Qué digo hoy? Digo que el Sur no debería existir más. Como punto de referencia geográfica, claro. El Sur, el Sur, el Sur, tan pocas letras para tan amplio significado… Es, en todo caso, mucho más que un punto en el mapa. Es para mí, el punto de partida hacia lo ilógico e irracional…Es simplemente un estado del alma…

Este estado del alma puedo confirmarlo revisando mi historia personal y algunos de los sucesos que han caracterizado las dinámicas de los pueblos y naciones alineados involuntariamente, en esta parte del globo. En eso consiste justamente la falta de voluntad, en el despliegue infinito de las emociones…

Vuelvo al primer Sur en mi vida. Se ubica en las montañas del suroccidente colombiano, en el departamento del Cauca. Un primer ataque a mis lógicas racionales de ciudad, organización comunitaria y proyecto de vida. Otro mundo era posible, cargado con matices de arengas antiimperialistas y escenarios desaforados del alma en medio del popular licor del chirrinchi, las limpiezas con agua y la expectativa por un futuro propio sólo alcanzable mediante una lucha inconsciente ante lo occidental que se enmarca como la otra gran postura susceptible de asumir ante el camino de la vida…

Un suroccidente colombiano agreste, nicho de resistencia ante foráneos multinacionales y propios bélicos y monetizados… Atrincherados en las montañas, entre el océano Pacífico y el centro del país, estos hombres y mujeres del Sur llevan el rótulo de alternativos y disfuncionales a todas partes… No encajando en nada y nadie, empieza a perfilarse aquello que parece más propio, es decir, el alma…


Montañas del Suroccidente colombiano*

El segundo Sur en mi vida, es la prueba contundente de que, se puede llegar a ser de dominio mundial sin olvidar los linderos de lo más propio que se es. Se ubica en el corazón de Suramérica según la guía de viaje y corresponde al Santuario de Machu Picchu en el departamento del Cusco, en el Perú. Un atentado contra toda lógica lo fue el ir y el venir desde el Cusco hasta el Santuario en un lapso de tres días con todo a medias: a medio dormir, comer, conocer…

Es en estas circunstancias cuando se precisa decir, acerca de las mutaciones en la razón y sus efectos en el alma, causados por la presencia del Sur en la vida humana. Porque en el Sur, cuando todo parece imposible a la lógica es, a un mismo tiempo, mayormente susceptible de lograr en la cotidianidad inmediata… Ejemplos por montones: Carlos Dittborn, presidente del comité organizador del mundial de fútbol Chile 62, luego del terremoto que sacudió a esta nación en 1960: “Porque no tenemos nada, lo haremos todo…”; Milhor Fernández, escritor brasileño, al referirse a las particularidades de la economía latinoamericana: “Un principio económico inexplicable es el de un padre sin educación alimentando a cinco hijos en contraste al hijo graduado que no puede sostener a sus dos padres…”. Y aún el entorno natural de esta parte del globo se encarga de retar a la lógica de las posibilidades: Un pedazo de mar llamado lago en medio del altiplano; Una sierra nevada a orillas del océano Atlántico; Una avenida de volcanes que atraviesa el país de la línea ecuatorial; Un fortín inca construido en tierra con terrazas y senderos más pensados para llegar al cielo; Un río sucio de abundante plata…El Sur ofrece cualquier posibilidad porque todo está en permanente cambio y construcción. Aquí lo local que parece mundial ó europeo, no deja de ser latino así se vaya en lo primero los mayores esfuerzos…

Un par de naciones llenas de amor propio frente a los matices que las caracterizan. Ecuador y Perú con sus diferencias como pueblos, representan el latir del corazón en esta parte del hemisferio. Todo les duele y nada les es indiferente. Por eso el devenir convulsionado de los habitantes de sus territorios por la vida…


Un pedazo de mar llamado lago en medio del altiplano*

Y el tercer Sur, el que acabó de confirmar la pauta del alma asociada a este punto del mapa, es el más significativo hasta el momento actual de mi existencia. Se ubica en las orillas del Río de La Plata en su margen izquierda y transpira una esencia porteña en vía de extinción pero, en todo caso, inconfundible. Es Buenos Aires. Esa ciudad me obligó a hacer a un lado, en definitiva, cuando se trata del Sur, todas las nociones racionales de organización, puntualidad y limpieza. En esas latitudes no hay claros grises y es un insulto ser considerado pecho frío. Allá la dignidad humana no se compra porque no tiene precio. Allá sentís todo el tiempo y no se vale ser boludo ni que te hinchen las pelotas por dejar pasar ó ir, así parezca todo formulado por los designios gubernamentales y naturales. Un Sur que acabó de confirmar la no validez absoluta del saber de los libros, las prácticas acabadas y perfectas y la imposibilidad de los deseos cuando no se va hasta ellos… Un Sur que se mira a sí mismo, ególatra, vanidoso, sin oposición directa al norte…

Unas naciones del Sur formadas a pesar de sí mismas: Un Estado Plurinacional que de a poco empieza a valorar desde sus dirigentes para abajo, su gran legado ancestral e indígena; Una nación paragua que lucha por salir de su aislamiento geográfico y político entre un par de gigantes; Un país charrúa en donde sus mayores niveles de PIB lo constituyen los portadores de esta honrosa y digna nacionalidad; Un Estado gaúcho resabiado, insolente ante sus vecinos y ante el planeta…¿No será porque es la zona más austral del mundo?



Un Sur que se mira a sí mismo*

El Sur físico tiene dos espacios adicionales en mi vida (Nariño-Colombia y la República Federativa del Brasil), pero por ahora, es mejor dejar las cosas de este tamaño. Darle más alas a este estado del alma en las limitaciones que ofrece la página escrita, parece más un contrasentido que una apuesta sincera por la vida. Ahora del Sur ya no espero nada porque todo es posible…Aquí, lo único imposible es dejar de sentir…


Lo único imposible es dejar de sentir*


*Las imágenes provienen de mi archivo personal de fotos de viajes

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