¿Para
qué tener un blog?
La pregunta puede ofender a algunos pero con seguridad,
no deja indiferente a nadie. Aquí nadie, somos usted y yo. Somos nadie en este
mundo globalizado en donde cada segundo un niño se muere de hambre, un río se
seca en alguna parte y una nueva injusticia se comete. Somos un nadie que
existe para las campañas de mercadeo, los conteos de votos y los impuestos
prediales. Ahora sabiendo quién es nadie, espero no serle indiferente de aquí
en adelante.
Creo que abrir un blog hoy es como estar en una isla
desierta y tirar una botella al mar con un mensaje dentro: se quiere decir algo
aunque sean remotas las posibilidades de ser percibido (en este caso, leído). Oscar Wilde dijo alguna vez que sólo son
necesarias dos cosas para escribir: tener algo qué decir y decirlo. Y, teniendo
algo qué decir de aquí en adelante y una remota posibilidad de ser leído, creo
que es propicio el tiempo para que un blog más contamine de opiniones a la ya
saturada ‘red mundial de información’ ó internet. Ésa es justamente la principal utilidad que veo en tener
un blog: dejar de ser dueños absolutos de nuestras verdades individuales y
compartirlas con otros nadies para
que éstas sean relativizadas y valoradas. Sólo de este modo podrán llegar a ser
lo que en realidad son: sólo opiniones.
En este blog encontrarán mis opiniones frente al mundo y
la vida, el contexto y el sujeto, acaso los dos principales condicionamientos
que todos los nadies tenemos como
seres humanos. No obstante, los nadies
también nos diferenciamos entre sí. No somos únicos e indivisibles como nos
quieren ver. Lo que me hace ser yo
siendo un nadie son mis gustos por los
viajes, la literatura y los temas de actualidad. Lo actual debe entenderse aquí
como lo que nos pasa enfrente, esa suma del día a día que en su conjunto es la
vida, según las palabras del poeta colombiano Aurelio Arturo.
Mis opiniones en este espacio irán expresadas en forma de
dudas con intentos de respuesta. ¿Por qué? Porque somos hijos de la duda. Sin
las preguntas, la humanidad no sería lo que hoy es. Tanto en las ciencias como
en las artes, la capacidad inquisitiva del hombre ha jugado un rol central en
su desarrollo. “¿Cómo hacer mejor este proceso?” ó “¿Cómo es el país de Oz?”,
son preguntas que se originaron en las mentes de algunos científicos y artistas.
Los efectos de estas inquietudes hoy son evidentes y aunque no necesariamente
nos hacen vivir mejor, si nos
permiten sobrevivir o sobrellevar con
un equilibrio distinto, este tedio o spleen
al que Charles Baudelaire le dedicó un buen par de líneas.
Imagen: Las edades de la vida / Caspar David Friedrich (1834)
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